Cómo desarrollar una empresa editorial ambiciosa

Muchos emprendedores y emprendedoras dedicados por entero al sector editorial sueñan con abrir su propio negocio en algún momento de sus vidas. 

Para ello hay que ser paciente, sobre todo si el plan de emprendimiento es ambicioso. Por lo general este ámbito laboral es muy competitivo y no son pocas las editoriales existentes en nuestro país; desde las grandes corporaciones hasta las pequeñas editoriales de género que cubren segmentos de marketing poco explotados por las primeras. Por eso hay que dedicar mucho tiempo al análisis y a la investigación para, de ese modo, descubrir un valor diferencial que garantice una inversión útil en minicréditos al instante.

Créditos o subvenciones, lo cierto es que la ambición, si bien es buena y positiva para las personas emprendedoras porque alimenta la perseverancia y el ánimo de trabajo, puede ser un talón de Aquiles si no se gestiona con la debida prudencia. 

En otras palabras, podemos tener en un punto de mira lejano alcanzar éxitos como el de Planeta, pero no podemos pretender que eso ocurra de la noche a la mañana en cuanto invertimos nuestras primeras cifras en la creación de la marca. Como dice el refrán, la casa nunca debe empezar a construirse por el tejado. Lo primero que hay que hacer es consolidar las bases; es decir, la marca, el mencionado valor diferencial y el producto editorial estrella que se pretende ofrecer.

Poco a poco, con trabajo pesado y asumiendo cada vez más competencias y responsabilidades, la cuenta corriente de la empresa empezará a engordar. Ello supone más dinero para invertir e incluso más opciones de solicitar nuevos microcréditos para ampliar el negocio. 

Podremos realizar más contrataciones, mejorar las estrategias de marketing y la presencia online, y ofrecer nuevos productos inaugurando sellos editoriales. 

Poder hacer eso será el primer síntoma positivo de que nos estamos encaminando, a paso lento pero seguro, al establecimiento de una gran empresa editorial subdividida en numerosos sellos y colecciones y, quién sabe, tal vez con franquicias repartidas a lo largo y ancho de las principales ciudades españolas. Esto sí es un ejemplo de ambición emprendedora bien administrada.