La necesidad de invertir en un futuro ecológico y sostenible
De acuerdo con el análisis del grupo de redactores de Wannacash, el reconocido portal de préstamos online y servicios financieros, entre las numerosas asignaturas pendientes que los partidos políticos tratan de abordar en plena etapa electoral, encontramos la problemática del crecimiento insostenible y el casi irreversible calentamiento global.
Se hace imperante que España se sume a los estados más modernizados en este sentido y se encamine hacia el cambio revolucionario de modelo industrial, sustituyendo de manera paulatina los coches tradicionales por los eléctricos, incentivando el uso de transportes públicos de bajas emisiones y vehículos ecológicos individuales, como las bicicletas; y eliminando los combustibles fósiles para empezar a dar a las energías renovables la importancia que merecen.
El panorama español en este sentido sigue siendo problemático, pero hace semanas tuvimos conocimiento de un hecho importante: en 2018, la inversión en energías renovables en el país creció hasta alcanzar los 6.800 millones de euros, lo que supone un tercio de la energía ecológica total de Europa.
Además, se ha hecho notar la reducción del CO2 hasta un 4,3%. En realidad, este triunfo no viene de la mano de los inversores, sino de la ciudadanía, que salió a las calles el 26 de marzo con motivo del Día Mundial del Clima para protestar por la deriva ecológica y la destrucción imparable del mundo. Porque, como rezan las consignas, «no existe un planeta B».
Esta situación hace patente dos cosas: primero, que las cosas cambian si las personas con gran capacidad de inversión deciden actuar y atender a las protestas; y segundo, que la responsabilidad de cuidar el planeta no reside en el ciudadano como principal elemento de contaminación, sino en las grandes multinacionales.
Evidentemente, es necesario que los ciudadanos y las ciudadanas sean conscientes del problema y destinen sus fondos de inversión privados al reciclaje, al ahorro energético y a costumbres de vida respetuosas con el medio ambiente, pero ante todo es vital que las grandes empresas transformen su estructura industrial.
Algo tan simple como eliminar los plásticos de la ecuación en los modos de producción cambiaría mucho la situación presente.
En nuestras manos está cuidar el planeta, revertir la situación y conseguir un futuro esperanzador, limpio y sano para las futuras generaciones.